Innovar no es una opción en el sector público. Es una necesidad. Se están dando tendencias evidentes en las expectativas ciudadanas que obligan a innovar con cierta urgencia en el sector público, lo que incluye, lógicamente, la pequeña dosis de cambio que puedas aportar tú desde tu puesto de trabajo. |
El escenario ha cambiado y en el siglo XXI no encajan modelos de otras épocas: Dejemos de actuar en base a una “foto vieja”. La sociedad está cambiando vertiginosamente, y los nuevos tiempos traen desafíos de una naturaleza distinta a los que teníamos antes. Siendo así, la única respuesta posible a ese cambio de escenario es innovar. |
La ciudadanía ha cambiado y con ella, los servicios que demanda: La ciudadanía es cada vez más exigente con la Administración porque está más interconectada e informada. Sus expectativas aumentan. Por eso, una de las líneas de trabajo que más hay que impulsar a través de la innovación es mejorar la empatía con la ciudadanía en todo lo que hacemos: ¡¡hay que innovar en empatía!! |
Hacer más con menos es imposible sin innovación: Mientras que la ciudadanía exige cada vez más servicios y un Estado del Bienestar más avanzado, la Administración acusa un pronunciado déficit fiscal. La salud de la Administración afecta a todas las personas. Nos jugamos mucho en ello como país: ¡¡Si seguimos como hasta ahora, las cuentas no salen!! |
Hace falta una “revolución colaborativa” en la Administración, que ayude a conectar todas las áreas que se necesiten mutuamente para resolver desafíos comunes: ¡¡hay que innovar en la colaboración!! |
Si hay margen todavía (¡¡y seguro que lo hay!!), para cambiar y mejorar cosas en tu ámbito de trabajo más inmediato, no esperes indicaciones de tus mandos superiores. Lanza un proyecto de innovación para abordar ese reto. |
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