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3.3. Innovando aprendemos

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LA INNOVACIÓN COMO APRENDIZAJE

La Administración no tiene establecido por sistema un mecanismo que encargue desafíos de innovación explícitos al personal funcionario. Ni siquiera se activan mecanismos para que la sociedad civil (o sea, la ciudadanía y personas independientes y ajenas a la Administración) proponga retos de mejora desde su propia perspectiva.

Cabeza rodeada de símbolos de exclamación

Por otra parte, la falta de retos es la muerte de cualquier profesional. Si no se plantean desafíos a nuestro trabajo, hay poco margen para aprender. Si no ocurren cosas nuevas en nuestro trabajo, o no se replantean los enfoques que seguimos, el talento vegeta. Lamentablemente, hay mucho de esto en nuestras instituciones.

El viaje de la innovación (con todas las dificultades que implica, y que nadie oculta) además de ser divertido, estimulante, puede ser una extraordinaria fuente de aprendizaje.

Sabemos por experiencia que, participando activamente en un proyecto de innovación para resolver un reto interesante, se puede aprender mucho más que en un curso de formación. Se aprende por el nuevo conocimiento que se adquiere para dar respuesta a las dificultades que aparecen durante el viaje, pero también, por la posibilidad de compartir con compañeros y compañeras que, con otras visiones, forman parte de nuestros equipos de innovación.

Personas conectadas

Cada vez que aparece un obstáculo en el camino hacia la solución, hay que buscar e investigar sobre temas que antes se desconocían. Esa exploración te abre al descubrimiento. Asimismo, se desarrollan nuevas habilidades que quizás necesites bien para un replanteamiento de tu actual puesto de trabajo, o bien para cambiar de puesto en el futuro.

Persona saltando obstáculos

Estación Destino Innovación

¿Cambiamos de actitud innovando?