Aunque esto ya se intuye de la definición anterior cuando decíamos que la innovación debe tener algún impacto y no puede ser una simple idea, vale la pena insistir en ello porque hay mucha gente que se equivoca precisamente por confundirla con la creatividad. |
La creatividad es imaginar cosas nuevas; la innovación es hacer cosas nuevas que tengan impacto real en la gente.
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Por ejemplo, seguro que conoces a personas muy “creativas” que no son “innovadoras”. Son aquellas a las que se les ocurren muchas buenas ideas, que tienen una imaginación desbordante, pero que no se esfuerzan por aplicar, ni llevar ninguna a la realidad. A menudo aparecen con una nueva idea brillante, pero si les preguntas qué ha sido de la anterior que nos contó responden que “la de esta semana es aún mejor”. Así hasta la eternidad, sin concretar ni convertir en proyecto con impacto nada de lo que se les ocurre. | |
Por eso para innovar no basta con ser una persona creativa, sino que hay que ir mucho más allá. Si los esfuerzos de innovación se centran sólo en fomentar la creatividad (como pasa a menudo), descuidando otros ingredientes esenciales como sistematizar hábitos y mecanismos para convertir esas ideas en proyectos o seguir una gestión de esos proyectos para que produzcan resultados, no habrá impacto en los colectivos que se buscan beneficiar. Podríamos decir, entonces, que... |
Pasemos a las diferencias entre innovación y mejora continua...