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3.2. Innovación pública vs. privada

Icono chincheta con dos hojas Recuerda: ¡¡La innovación pública no es igual que la privada!! Ni por medios, ni por fines.

¿Por qué?

Porque no hay un fin lucrativo en la generación de valor público, ni puede haberlo. Mientras que, en las empresas, valor es “todo aquello (o sólo aquello) por lo que el cliente está dispuesto a pagar dinero”, en las Administraciones Públicas se trata de un concepto mucho más complejo que no se puede medir de un modo lineal a través de la cuantía de ingresos generados por los servicios (que sería el equivalente a la facturación empresarial).

Ni siquiera basta con hacerlo a través de encuestas o las votaciones que se efectúan en las elecciones.

Teclado con dni electrónico

Hay que evitar la tentación tan de moda de copiar dinámicas que (sólo) funcionan en la empresa privada, porque ni los objetivos, ni las condiciones de contorno, son las mismas.

Por ejemplo, cualquier innovación pública debe respetar y privilegiar principios básicos de la gestión pública como la equidad, la igualdad de oportunidades, la solidaridad y la co-responsabilidad cívica, que es algo que no necesariamente se le exige al ámbito privado.
Icono columna

Asimismo, la legitimidad e inclusión social es un valor básico que debe ser tenido en cuenta al concebir cualquier iniciativa innovadora desde la Administración. Por eso hay que hilar fino para evitar desviaciones elitistas, muy propias de las personas expertas y la tecnocracia, que puedan producir el efecto de excluir a la ciudadanía del ejercicio pleno de determinados derechos.


Icono 3 personas bola del mundo de fondo

Tenemos que ser personas creativas...

Tampoco es bueno adoptar la misma narrativa, ni importar la terminología de los negocios, porque el sector público tiene una naturaleza específica y es demasiado importante para que se limite a copiar acríticamente los modelos empresariales.

Icono auditorio

Por ejemplo...

La idea tan socorrida de considerar a la ciudadanía como clientes contribuyó en su momento a introducir mejoras en la calidad de la provisión de servicios públicos, pero ahora es un modelo insuficiente y agotado porque coloca a la ciudadanía en una postura pasiva, les convierte en personas ajenas al diseño y producción del servicio, como si su único papel fuera elegir, pagar y reclamar si no quedan satisfechas.

La relación de la ciudadanía con la Administración no puede ser rebajada a la que podría existir entre un restaurante y sus clientes. Los retos actuales del sector público exigen una mayor participación de la ciudadanía en el co-diseño de las políticas y los servicios que ésta recibe.

Icono dos personas que ilustran el concepto de codiseño

Estación analizaremos las diferencias entre colaborar y competir

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