Colaborar vs. Competir entre administraciones para innovar. La Administración Pública funciona como un monopolio en la provisión de muchos servicios (al menos, por ahora) así que debe aprender a motivarse para innovar de un modo diferente a como lo hace la empresa privada. Sin embargo, las administraciones no deberían competir entre ellas, ni siquiera deberían hacerlo con el sector privado. La clave, a diferencia del sector privado, no está en competir sino en colaborar. |
La competencia genera que uno/as ganen y otro/as pierdan. No es ese el lenguaje, ni la lógica más saludable. Cuanto más se compite, menos se comparte. Cuanto más se compite, menos se colabora. Se puede entender que las empresas privadas lo hagan porque se disputan la misma clientela, pero toda la Administración Pública trabaja para las mismas personas, es decir, la ciudadanía. |
Las administraciones tampoco tienen que obsesionarse con ser diferentes o mejores a entidades homólogas, sino con satisfacer plenamente las expectativas de los colectivos a los que se dirigen. |
Así que en un entorno que no debería ser competitivo, como el público, las motivaciones para mejorar han de ser distintas que las de la empresa privada. Estarían más basadas en que la Administración aprenda a competir contra sí misma, o sea, en activar mecanismos de auto-mejora constante e impelidas por el control ciudadano. |